4.2. Ámbito de la disciplina
Por tanto, la ergonomía, como disciplina, estudia la relación de las personas con los elementos con los que interactúan y en los lugares donde se produce esa actividad.
Será necesario, por tanto:
- Conocer a los usuarios y sus características principales, organizadas de manera esquemática a partir de sus capacidades y limitaciones.
- Analizar y conocer los elementos con los que interactúan, básicamente relaciones dimensionales y capacidades comunicativas.
- Examinar aquellos componentes del entorno que desempeñan un papel importante en la manera en que se desarrolla la secuencia de acciones que realizan los individuos.
En función del tipo de relación interactiva que los usuarios establecen con los objetos en un contexto determinado, McCormick distingue dos tipos básicos de situaciones: una participación activa entre personas, objetos y entorno, y otra de carácter pasivo. En ambas participan y concurren todos los componentes que intervienen en nuestras interacciones. En cada nivel de actividad podemos identificar interrelaciones pasivas entre personas y elementos que intervienen indirectamente en la situación. Nos referimos a los objetos y complementos personales que ordenan y estructuran nuestra vida personal desde la distancia y la proximidad al mismo tiempo, como por ejemplo la ropa, objetos de recuerdo, de valor sentimental, etc. Estos componentes constituyen el entorno físico y personal que participa en nuestro comportamiento con su presencia.
La mejora de las actividades, su realización personal y colectiva, constituye el principal objetivo de la ergonomía. Como disciplina procura conjugar el bienestar y provecho que obtienen los individuos gracias al uso de objetos y a la eficacia que nos procuran, considerando siempre el entorno físico que define el escenario de nuestras actividades. Los diferentes tipos de relaciones que se pueden producir en las situaciones de interacción entre individuos, objetos y entorno pueden sintetizarse en procesos de percepción, de procesamiento de la información, de toma de decisiones, memoria, atención, retroalimentación y actividad o respuesta de los individuos.
A partir de estas funciones básicas, Salvendy establece un conjunto de tareas básicas y universales de los seres humanos en función de sus relaciones con objetos, dispositivos y sistemas tecnológicos:
- acciones que requieran o produzcan fuerza muscular y manipulación;
- actividades que prioricen la coordinación de funciones sensoriales;
- trasformación o traducción de información en acción;
- conversión y tratamiento de información;
- generación y producción de información (principalmente creativa).
Desde un ámbito de estudio mucho más amplio, Gehl, en su texto sobre la humanización del espacio público, distingue tres tipos de actividades humanas que demandan diferencias en la configuración y en las características del entorno físico en que se desarrollan las diferentes situaciones:
- actividades necesarias que se realizan en todo tipo de condiciones (ir al trabajo, utilizar transporte urbano…),
- actividades opcionales que dependen de las condiciones ambientales (pasear, tomar el sol…),
- actividades sociales en el espacio público (trama urbana, medios de transporte…) que dependen de las relaciones personales que principalmente se generan a partir de actividades necesarias y opcionales («actividades resultantes»).
Por ello, para conocer la amplitud y variedad de actividades que pueden desempeñar las personas, la praxis ergonómica requiere conocimientos de todos aquellos ámbitos disciplinares que tienen una relación directa con el conjunto de tareas descritas. Cada una de las disciplinas implicadas puede prestarnos recursos metodológicos para analizar y evaluar productos y entornos, así como facilitarnos la aplicación de los conocimientos adquiridos y los resultados obtenidos al diseño de los objetos con los que interactuamos.