4.7. Comunicación verbal
La comunicación verbal utiliza el lenguaje como sistema para intercambiar un conjunto de mensajes entre individuos y entre individuos y aparatos con capacidad para reproducir sonidos similares al habla humana.
Desde el punto de vista del diseño es importante conocer cuáles son los componentes principales que participan en el proceso de comunicación y entender cómo participan y utilizan el lenguaje como sistema de codificación. Los componentes básicos que participan en el proceso son: el hablante o emisor del mensaje, el propio mensaje, el sistema o soporte de comunicación utilizado y el receptor o destinatario. Véanse las similitudes con respecto al gráfico de Shannon y Weaver, que establece un esquema que relaciona los factores generales de la comunicación.
En general, en los procesos de diseño de sistemas de comunicación verbal se debe priorizar el criterio de la inteligibilidad del habla. Los destinatarios deben recibir de forma clara y comprensible el mensaje y, por tanto, se debe valorar la pronunciación de los sonidos, su sonoridad e intensidad, y cómo influyen en la calidad oral de la transmisión.
En estos procesos también juega un papel importante el ruido, como componente que puede perturbar el proceso comunicativo dependiendo de su magnitud y de sus orígenes. Tanto el ruido ambiental, procedente del funcionamiento de las cosas y del propio contexto, como el generado por los propios de los sistemas de transmisión, pueden afectar directamente a la inteligibilidad de los mensajes y a su comprensión. Sin embargo, intentar controlar o eliminar la fuente del ruido desde sus orígenes puede ser difícil o incluso inaccesible para nosotros y, por tanto, es mejor intervenir en los propios elementos del sistema de comunicación para realizar nuestras aportaciones.
Por tanto, para mejorar la calidad de la comunicación verbal (su inteligibilidad) podemos mejorar y valorar todos los agentes que participan en la cadena comunicativa:
- Construir mensajes que faciliten una correcta recepción y compresión, utilizando el número de términos necesarios, el vocabulario adecuado y teniendo en cuenta el contexto al que va destinado el mensaje.
- El emisor de voz debe ofrecer unas cualidades de dicción, pronunciación y acento, comunes al ámbito lingüístico al que va destinado el mensaje. Se han realizado estudios científicos que han detectado que determinadas características fonéticas del habla afectan a su inteligibilidad. Por tanto, deberemos aumentar los grados de generalización de las características de la voz y la calidad del habla a medida que vamos incluyendo participantes en el proceso comunicativo, ya sean usuarios potenciales o receptores.
- Los sistemas de transmisión o emisión de mensajes pueden producir sonidos o ruidos simultáneamente. Estos elementos pueden generar distorsiones en la emisión del mensaje o intervenirlo, dificultando su recepción y comprensión. Aspectos como la frecuencia, amplitud y potencia de los sonidos, su presencia en el tiempo y la afectación que producen sobre el mensaje intervienen directamente en la comprensión. Pensemos, por ejemplo, en la diversidad de uso que damos a los auriculares, podemos utilizarlos para mejorar la calidad de la recepción de mensajes en ambientes de alto grado de ruido o también podemos usarlos para protegernos y aislarnos de esos propios ruidos.
- El espacio físico donde se produce la situación comunicativa influye en la trasmisión aérea del sonido y genera efectos como la reverberación, que consiste en el reflejo del sonido en las paredes, techo y suelo de las habitaciones.
- Ser conscientes del contexto significativo donde se transmite el mensaje y el tipo de canales de comunicación que utilizan los receptores de manera habitual ayuda a su comprensibilidad.
- Tener en consideración las condiciones del receptor del mensaje, sus capacidades auditivas normales y el esfuerzo demandado, etc. Es importante saber cómo recibirán las personas los mensajes y valorar los grados de implicación para mejorar la calidad de la comunicación: hábitos de recepción de los estímulos, niveles de concentración demandados y la atención requerida para captar adecuadamente los mensajes.