4. Ergonomía

4.4. Interacción con los  «sistemas» y objetos

Desde un punto de vista estrictamente ergonómico, se trata de estudiar y analizar la relación «hombre-máquina», entendiendo la acepción de máquina como el sistema que nos facilita la realización de nuestros objetivos. Una máquina es, en general, cualquier medio —desde los más simples a los más complejos— que utilicemos para realizar nuestras actividades o nuestras intenciones. Podemos sintetizar la relación entre hombres y máquinas en secuencias de recepción de información y en las consiguientes acciones que esa información genera o induce. Pero de la misma forma debemos tener en consideración, también, cómo las personas procesan la información, la utilizan como recurso para mejorar sus habilidades, adquirir conocimientos y transmitirlos para facilitar el aprendizaje de los demás.

Nuestras experiencias dependerán de las características percibidas y sentidas en cada situación, tanto a nivel físico como mental. La información recibida afectará y determinará cómo debemos y queremos desarrollar nuestras actividades de interacción. Los actores que participan prácticamente en todas y cada una de nuestras actividades son los objetos y nuestra relación con ellos es determinante para que podamos desarrollar nuestras acciones cotidianas. Debemos tener en cuenta que cada vez más nos relacionamos con objetos y productos complejos que basan su funcionamiento en el intercambio de información.

Procesamiento de información. Inicialmente, aquello que los objetos nos facilitan está determinado, principalmente, por la actividad que nos permiten realizar. A partir de esta primera relación funcional establecemos un conjunto de conexiones significativas que determinan las posibilidades de uso del objeto, un conjunto de relaciones conceptuales que ordenamos y clasificamos como actividades posibles. Podemos distinguir un grupo de funciones básicas relacionadas con la información que recopilamos gracias a nuestros sentidos. Una vez percibida, procesada e interpretada, esa información nos facilita tomar decisiones, acordes con las actividades que queremos realizar. Las funciones básicas que podemos distinguir en el proceso del tratamiento de la información son:

  • Recibir información: la información se recibe mediante los sentidos corporales —como la visión, la audición y el tacto, principalmente—, que nos permiten captar los diferentes estímulos que proceden de los objetos o entornos.
  • Almacenar información: el proceso de conservar la información implica un cierto aprendizaje o memorización de aquello que sucede (memoria a corto o largo plazo). Normalmente consideramos esta función un proceso cognitivo, pero debemos también tener en cuenta que los objetos pueden almacenar información que podemos recuperar en el momento en que lo consideremos necesario.
  • Reconocer y recordar información: los procesos perceptivos nos permiten reconocer y detectar señales significativas que, además, pueden estimularnos para recordar información aprendida con anterioridad y utilizarla de manera adecuada.
  • Procesar información: el uso de la información recibida y la información que cada individuo posee almacenada o disponible es la que utilizamos para tomar nuestras decisiones. Comprende acciones y procedimientos cognitivos de procesamiento de la información como categorizar, calcular, codificar, evaluar y especificar, entre otros, además de la elaboración de resoluciones analíticas, estimativas, comparativas y de planificación de las acciones.

Toma de decisiones. Las decisiones que tomemos, gracias al procesamiento de la información, nos lleva a la realización de la actividad mediante acciones físicas y procedimientos cognitivos, de tipo comunicativo y emocional, que nos permiten entender y establecer los procedimientos de realización adecuados. Básicamente configuran funciones del tipo:

  • Procedimientos o conjunto de secuencias de actividades que se llevan a cabo mediante la ejecución de acciones o de operaciones físicas que implican manipulación de los objetos, mediante el movimiento, la modificación o alteración de los elementos o componentes.
  • Establecimiento de relaciones comunicativas, inherentes al propio proceso, entre los objetos y los individuos, mediante cualquier tipo de señales sensoriales que proporcionen información a las personas.
  • El propio intercambio de información, lectura e interpretación de elementos comunicativos (inputs y outputs o entrada y salida), como elementos necesarios para relacionar y ordenar los mensajes del proceso comunicativo que facilitan la actividad interactiva.

Ejecución de actividades. El procesamiento de la información y las actividades que ejecutamos están relacionados directamente con el tipo de objeto con el que queremos interactuar. Con independencia de su complejidad o de los componentes que lo configuran podemos distinguir y generalizar entre los objetos que están a nuestro alcance en función del grado de interacción o de intervención que ejercen las personas:

  • Manuales: básicamente comprenden herramientas o instrumentos simples donde la fuerza o acción humana es la principal impulsora y controladora de la actividad que se realiza con estos objetos.
  • Mecánicos: se refiere a objetos más o menos complejos, estructurados a partir de componentes o elementos relacionados entre sí en los que la participación humana es esencial para que estos objetos realicen las funciones previstas. En estos sistemas de interacción, la información producida es esencial para la toma de decisiones.
  • Automáticos: en este tipo de objetos la gran mayoría de actividades o funciones que se realizan están previamente determinadas y planificadas de manera que las personas solamente operan para poner en marcha el funcionamiento de estos objetos o para vigilarlos o pararlos. Para McCormick las principales actividades de interacción que realizamos con estos objetos son de orientación, de programación o de mantenimiento.

En todos los casos los procesos de información son fundamentales para que podamos operar correctamente con los objetos y podamos obtener los beneficios que son capaces de proporcionarnos. La provisión de información o suministro de respuestas que producen los objetos, el denominado feedback, sobre los procesos que se realizan, son determinantes para conducir el tipo de acciones que quieran o deban realizar los individuos. Estas secuencias de acciones son evidentes en nuestras relaciones con los aparatos electrónicos, ordenadores y demás instrumentos tecnológicos. Son procesos que  generan intercambios de información entre el usuario y el objeto por medio de los diferentes elementos de conexión y de la manipulación de las superficies de contacto presentes en estos dispositivos, las interfaces. Desde una perspectiva ergonómica la optimización de las interfaces, por ejemplo, requiere tanto de la capacidad de comprensión del usuario como de la manera de ofrecer y estructurar la información que participa en la interactividad de los productos.

Conocimiento y desarrollo de habilidades. Los seres humanos se caracterizan por estar dotados de un conjunto de capacidades intelectivas que les permiten almacenar y acumular conocimientos. Unas competencias que ponen en práctica mediante las destrezas y habilidades que también van adquiriendo a lo largo de su vida. El cúmulo de experiencias cotidianas se convierte, de esta manera, en una fuente constante y continua de información. Diversos autores han clasificado las habilidades intelectivas humanas, pero la que ha conseguido más proyección en el ámbito del diseño es la propuesta de inteligencias múltiples de Howard Gardner. El autor considera que todos los individuos tienen un conjunto de capacidades, como potencialidades más o menos desarrolladas, para procesar la información que reciben del mundo y actuar en consecuencia. En el texto Inteligencias múltiples: la teoría en la práctica (2011) clasifica las habilidades humanas, tanto intelectuales como físicas, en función del tipo de actividades que desarrollamos:

  • Inteligencia intrapersonal. La capacidad para acceder a los sentimientos propios y diferenciar las emociones íntimas, conocer los aspectos internos del «yo», los sentimientos y el amplio rango de emociones, la autorreflexión y la intuición.
  • Inteligencia lógico-matemática. Es la habilidad para realizar cálculos numéricos, usar el razonamiento deductivo e inductivo para establecer generalizaciones. Esta inteligencia hace posible considerar proposiciones y establecer y comprobar hipótesis.
  • Inteligencia lingüística. Es la capacidad para manejar y estructurar los significados y las funciones de las palabras y del lenguaje. Su sistema simbólico y de expresión son los diferentes tipos de lenguajes.
  • Inteligencia interpersonal. Se refiere a la capacidad para discernir y responder de manera adecuada a los estados de ánimo, los temperamentos, las motivaciones y los deseos de otras personas.
  • Inteligencia cinético-corporal. Se define como la habilidad para controlar los movimientos del propio cuerpo y manejar objetos con destreza.
  • Inteligencia musical. Es la habilidad para apreciar, discriminar, transformar y expresar las formas musicales, así como para ser sensible al ritmo, al tono y al timbre.
  • Inteligencia espacial y visual. Capacidad para percibir con precisión el mundo visual y espacial; es la habilidad necesaria para efectuar transformaciones de las percepciones iniciales que se hayan tenido.
  • Inteligencia naturalista. Capacidad para reconocer y clasificar las numerosas especies, flora y fauna, del entorno. Una de las capacidades fundamentales dentro de esta inteligencia es la capacidad de percepción.
  • Inteligencia existencial. La capacidad de situarse a uno mismo en relación con determinadas características existenciales de la condición humana, como el significado de la vida y de la muerte, el destino final del mundo físico y el mundo psicológico y cósmico.

Para Gardner las personas interactuamos simultáneamente en una multitud de contextos diferentes. La comprensión de esa diversidad ambiental reclama y se nutre, a la vez, de la interconexión de los distintos conjuntos de inteligencias o habilidades físicas e intelectuales. Será necesario intentar comprender más estos contextos, las señales que nos envían, el tipo de valores que les asignamos y cómo todo ello influye en nuestro comportamiento.

Los procesos de adquisición de conocimientos y habilidades están relacionados directamente con el tipo de acción o de contenido que debe ser aprendido. Existen metodologías pedagógicas que profundizan en los distintos procedimientos o técnicas apropiados para cada caso. Desde una perspectiva ergonómica, sin ánimo de ser exhaustivo, McCormick generaliza un conjunto de condiciones que pueden contribuir a mejorar los procesos de transferencia de conocimientos y habilidades y, por tanto, de su aprendizaje:

  • Motivación: establecer razones e intereses que impulsen las acciones y el aprendizaje.
  • Progresión: ofrecer oportunidades para verificar y confirmar la incorporación de conocimientos, dar respuestas.
  • Distribución: temporización de los periodos de aprendizaje, planificación de las secuencias de aprendizaje y de los intervalos necesarios.
  • Incentivos: establecer un conjunto de estímulos que fomenten la actividad. Los intrínsecos, asociados directamente a la actividad, suelen ser más efectivos que los externos, de la misma forma que los positivos suelen ser más gratificantes que los negativos.
  • Transferencia: establecer unos criterios de compatibilidad para transferir adecuadamente la información. Entre los criterios que debemos aplicar para establecer relaciones correctas debemos tener en cuenta la disposición y distribución espacial de los componentes, la correlación de movimientos a partir de la representación y seguimiento de las respuestas generadas y, por último, las asociaciones conceptuales que realizan los individuos por medio de los sistemas codificados de signos, señales y símbolos.

Además, no debemos olvidar que en los procesos de aprendizaje, al menos en una gran parte de ellos, se agrupan secuencias progresivas, en las que se establece una acumulación de conocimientos. La suma de conocimientos, tanto de tipo general como de carácter específico, depende de la adquisición previa de los conocimientos básicos.