2. Diseño universal

2.5. Accesibilidad

La supresión de barreras físicas y mentales fue uno de los objetivos originarios que se planteó el diseño universal como estrategia de actuación, es decir, la eliminación de obstáculos para favorecer que las personas puedan alcanzar sus objetivos, suprimiendo aquellos elementos que dificultan el desarrollo normal de las actividades experimentales e intelectuales de los individuos. En prácticamente todos los fenómenos que experimentamos encontramos obstáculos o dificultades, físicas o mentales, que condicionan nuestro comportamiento. Estas limitaciones pueden ser completas o parciales, impedir nuestras acciones o constituir pequeños contratiempos que nos requieren una alteración de nuestras actividades. Constituyen un conjunto de condicionantes que pueden alterar el curso normal de nuestras actividades y que debemos sortear si queremos realizarlas con efectividad. La mayoría de las veces nos encontramos con la necesidad de adaptar nuestras conductas para superar con éxito las limitaciones que nos encontramos y evitar las molestias que puedan ocasionarnos.

Normalmente, nos encontramos obstáculos directamente relacionados con las actividades que podemos realizar, es decir, barreras espaciales, impedimentos a la movilidad o limitaciones temporales. Unos obstáculos que dificultan el acceso o la disposición de los componentes necesarios para interactuar o que suponen  restricciones comunicativas y limitaciones perceptivas y expresivas. Todas estas dificultades pueden constituir elementos disuasorios para que las personas puedan alcanzar sus expectativas, a la vez que pueden entorpecer notablemente el desarrollo normal de las acciones. Pensemos, por ejemplo, en aquellos productos que requieren procedimientos operativos complicados y que ofrecen escasos o nulos mecanismos de ajuste.

Pero también debemos considerar que desde el diseño estos elementos se utilizan para limitar las operaciones y constreñir o condicionar las conductas de los individuos, y se usan, por tanto, como elementos de ordenación y de guía de las actividades. De esta manera en lugar de aparecer como componentes excluyentes, o barreras a superar, se erigen como elementos ordenadores de la secuencia de acciones ofreciendo determinadas direcciones de actuación. Una buena planificación de las características de estos componentes puede aportar beneficios de uso que faciliten la interacción con determinados objetos, dirigiéndonos hacia algunas acciones y restringiendo la ejecución de determinadas tareas. Como bien dice Null, una barrera no siempre excluye el uso de un producto; puede hacer que sea difícil, o puede configurarse como una barrera selectiva que permita el uso de un objeto a un grupo de personas y no a otro. Es una concepción de las características de los objetos para regular y delimitar el acceso de determinada personas, en función de las limitaciones de uso que se quieran imponer con el producto o servicio. Los obstáculos y dificultades pueden utilizarse para controlar y dirigir a las personas para que sigan el curso concreto de una acción y también para reducir su capacidad de tomar decisiones.

Desde la generalidad fenomenológica podemos considerar que las limitaciones con que nos encontramos en nuestra vida cotidiana comportan restricciones al flujo normal de nuestras experiencias, dificultando el acceso a la información que necesitamos y, por tanto, dificultando el proceso de comunicación que establecemos con nuestro entorno. En expresión de Null, constituyen barreras significativas que nos limitan física e intelectualmente. Unos obstáculos que pueden bloquearnos, retrasarnos, desviarnos de nuestras metas, causar desconcierto, limitar nuestras oportunidades, restringir nuestra capacidad de expresarnos o demandarnos más esfuerzo y actividad para poder realizar aquello que deseamos.